Pregúntase Perplejita, corresponsal implacable, qué cosa podría ser un
eródromo. Resulta difícil conjeturar al respecto, pero la hipótesis de
casaputas institucional va ganando terreno. La imaginaria publicidad que se vertiera al respecto en los pesebres mediáticos seguramente hablaría de una "
instalación con todo lo necesario para dar rienda suelta al erotismo, sin la sordidez de las casas de meretrices". El reclamo también es propiedad de la implacable, así que absténganse los promotores de
eródromos de utilizarlo, sin el correspondiente permiso por escrito.
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