viernes, 13 de enero de 2012

"Mentiras como puños"

By Calandrake
¿Por qué creímos que a un pibe le habían robado un riñón, engatusado por un ligue en un bar de copas? 
¿Por qué sabemos que a quien mastique Mentos con Coca-Cola le espera una muerte atroz? 
¿Por qué no dudamos de que Ricky Martin protagonizara la escena del perro y la mermelada? 

Yo te lo digo: porque el robo de órganos ocurría en Las Américas, la mortífera ingesta de chuches fue atendida en el Hospital de la Candelaria y la escena del  programa de Isabel Gemio fue vista por todo el mundo, menos por ti. ¿Y qué puede mover a alguien a forzar la credibilidad de una trola, haciéndola pasar por anécdota cercana? Éso ya no lo tengo tan claro. Habría que preguntarle a una autoridad en la materia como Andrés Chaves.

Hace un año, Andrés constataba la aparición de Zapatero en las profecías de Nostradamus. Una pasmosa muestra de descacharre periodístico que se ve superada por la de esta semana. En su columna, el periodista cuenta una historia pretendidamente real, que sucede a un hombre tras un episodio de infidelidad.
[El Día]
Nótese el ansia viva del periodista por hacer el cuento creíble, metiendo con calzador tantos elementos locales como sea posible: Las Teresitas, Las Lagunetas, la rotonda del Padre Anchieta. De nada sirvió que alguien, con la mosca tras la oreja, se quejara de inconsistencias en la trama. Chaves publicó dos días después una versión revisada en un penoso e innecesario ejercicio de sostenello e no enmendallo.

Sin embargo, y ésto sí que es gracioso, gracias a Archipiélago Machango sabemos que la secuencia pertenece a 'La Vida Alegre', una película de hace veinticinco años.


Están las mentiras pequeñas, las grandes, las estadísticas y luego viene ésto.