Kim Jong dictando las portadas de periódicos para el día siguiente.
Ha aparecido un fotolog llamado "Kim Jong-Il, mirando cosas". Está dedicado al "Líder Supremo" de Corea del Norte y recoge imágenes del político en actitud observante. Quizá se trate de un homenaje al inquietante estadista, por la tradición que la contemplación de las cosas tiene en Oriente. Aunque lo más probable es que no sea más que una risera surrealista.
He mirado esas fotos varias veces. Al principio, solo veía al "Padre de la Nación" en sus diferentes poses contemplativas, con su peculiar peinado, sus no menos peculiares gafas y ese gato acostado que le hace las veces de gorro para el frío. En el segundo repaso, aún me hacía gracia ese aire de señora de mala leche porque se le cuelan en la panadería.
Y fue en el tercer visionado, en el que el "Querido Líder" se difuminó para dejar ver a los personajes que le rodean, los lameculos circunstanciales. Le acompañan, le guían, le ríen las gracias y le agasajan, tan honrados por su presencia como aterrados por si algo sale mal. Periodistas, políticos locales, empresarios y soldados orbitan en torno al señor que parece una señora. Forzados y voluntarios, muertos de asco y emocionados por la visita, lameculos todos al fin, a efectos de la Historia.
No sé si Kim tendrá un perfil en Facebook, pero no me quiero imaginar como serían esas publicaciones. Y no por lo que diga o deje de decir, que después de todo, el discurso de los dictadores está muy sobado. Sino por los "me gusta" y los comentarios aduladores, que se contarán, supongo, por miles.
Cualquiera habrá podido comprobar la omnipresencia del lameculos en Facebook. Revoloteando siempre en torno a los perfiles de políticos. Dando siempre esa palmadita servil a cambio de nada. Ese piropo desquiciado que lleva al cumplimentado a plantearse si realmente le convienen esos apoyos.
Porque el lameculos no pide nada a cambio de su lisonja. Nunca articula quejas. Ni siquiera sugerencias. Esta ahí. Al pie del cañón. Esperando a que alguien que toca poder, abra la boca. Al quite, para teclear un "Es ke eres un krak", e irse a la cama con la satisfacción del deber cumplido.