Y mira que Juan Luis Calero tiene aguante. Y que la Señora nunca deja que se enfade. Pero aquí el hombre no se contuvo. Obsérvese el mosqueo in crescendo que culmina, en el segundo final, con la indicación del sitio al que debería ir el bailarín.
Alberto Rodríguez no estaba allí
Hace 3 años
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